miércoles, 20 de abril de 2016

CONOCIENDO SOBRE LAS TAA (Terapia Asistida por Animales)


 



Volver a mirar atrás y ver de dónde venimos, sentirnos parte
con la naturaleza, ser, al fin y al cabo, animales.
 


Y así comienza mi justificación sobre este tipo de terapias, con la TEORÍA DE LA BIOFILIA formulada por el biólogo E. O. Wilson en 1984; teoría que defiende la conexión que tenemos con la naturaleza, conexión innata que aunque creamos que no tenemos, está en nuestro genoma.

Un ejemplo de ello es la necesidad de esas zonas verdes en las grandes ciudades, esa plantita que nos acompaña en nuestra mesa de trabajo, esa mascota que la sentimos parte de nuestra familia, ese bienestar que sentimos al desconectar en un bosque, en una playa…

En las TAA, el animal actúa como parte integral de la intervención, el objetivo de estas sesiones es la de promover  una mejora física, social, emocional y/ o  cognitiva.  Se hace imprescindible la presencia de un profesional de la salud que lleve a cabo el registro y evaluación de las sesiones.

Ésta teoría propone que el contacto con animales favorece la seguridad para muchas personas, sirviendo como potenciador del mantenimiento de la atención, la codificación de los recuerdos y la organización de los pensamientos.

La inclusión de intervenciones asistidas por animales pueden facilitar tanto el desarrollo y entrenamiento de habilidades de comunicación no verbal -el contacto visual, la expresión facial, las posturas, la distancia social y el uso de gestos- como de habilidades lingüísticas y paralingüísticas que incluyen aspectos relacionados con el tono de voz, el volumen o la claridad del discurso (Spence, 2003).


Entre los beneficios más destacados de incorporar animales a nuestras intervenciones como profesionales de la salud encontramos:

- Creamos un clima agradable favoreciendo la disminución de estrés y excitación, hay estudios que han demostrado cómo se reduce de forma significativa la presión arterial y frecuencia cardiaca. El perro produce un efecto de calma y promueve un sentido de seguridad (Fine, 2010; Gutiérrez, Granados & Piar, 2007; Walsh, 2009.

- Mejorar de aquellos aspectos cognitivos, motricidad,  emocionales y sociales.

- El animal actúa como catalizador de emociones; las personas se sienten más cómodas al hablar con el animal, facilitando de esta forma la identificación y su correcta utilización de los sentimientos.

- En aquellas personas que son menos propensas a colaborar en las sesiones, el perro ayuda al profesional a parecer una figura más cercana y menos amenazante, actuando como puente facilitando la conexión entre ambos.

Las personas que van acompañadas por un perro son percibidas como más amigables, simpáticas y sociales (Walsh, 2009).

- Se sabe que el maltrato hacia pequeños animales, es un importante indicador de violencia futura hacia otras personas, por ello se fomenta  la empatía y control de conductas violentas que pudieran surgir hacía otras personas o animales presentes en las sesiones.

Incorporar el perro de terapia como objeto transicional, puede ayudarnos a apoyar los objetivos terapéuticos y mejorar el funcionamiento psicosocial de los menores (Krufer & Serpell, 2006).

- Actúa positivamente en aquellos problemas depresivos y de autoestima, mejorando la calidad de vida e incluso la mejoría de algunas enfermedades.

- Hay estudios que demuestran las mejoras significativas en el dolor, el estado de ánimo, y otras medidas de angustia entre los pacientes después de la visita de los perros de terapia.


Para finalizar, hay que añadir que uno de los principales problemas es la desinformación de sus beneficios y aplicaciones; en España aún es muy novedoso, aunque en los últimos años ha ido creciendo dado a los buenos resultados que se están obteniendo y sobre todo porque quienes lo conocen de primera mano reclaman una mayor proporción y normalización de este tipo de terapias.